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Myriam Greff

Myriam Greff nació en 1985. Actualmente vive y trabaja en París.

Myriam tiene un máster en Restauración del Patrimonio por la École de Condé de París, y comenzó su carrera restaurando obras de arte para instituciones y anticuarios. Su pasión por la cerámica la llevó a descubrir el "kintsugi", una técnica tradicional japonesa. Este método, cuya filosofía es "reparar las grietas embelleciéndolas", utiliza dos materiales principales: la laca natural y el oro puro.

En la actualidad, el trabajo de Myriam se centra en la fusión de dos técnicas principales: el kintsugi y el vidrio eglomizado. Esta última, que se remonta a la antigua Grecia, consiste en dorar el vidrio. El pan de oro se aplica primero con una mezcla de agua y gelatina, y luego se fija al reverso con pintura al óleo para que se adhiera al soporte de vidrio.

La inspiración del kintsugi japonés se ha convertido en la firma del artista. Sus espejos están intencionadamente rotos y realzados con oro. Myriam percibe una dimensión profundamente introspectiva: el espectador, ante su reflejo roto, se enfrenta a una mise en abyme de su propia fragilidad. Esta vulnerabilidad, congelada en oro, se transforma en una obra impregnada de esteticismo y poesía.

El kintsugi también tiene la ventaja de ser una técnica de restauración inocua, a diferencia de las pinturas de poliuretano o acrílicas. Los objetos restaurados de este modo pueden reutilizarse. Aunque su enfoque difiere del concepto tradicional japonés, Myriam asocia la idea de resiliencia a este proceso. Esta dimensión psicológica explica que su obra ilustre a menudo libros de psicología.

Por último, Myriam explora el juego de reflejos y la creación de objetos contemplativos, sobre todo espejos adornados con jaspeado. La artesanía antigua y las técnicas tradicionales están en el centro de su trabajo. Utiliza el betún de Judea, un medio tradicional para envejecer el oro, y crea el jaspeado mediante la repulsión natural entre la grasa y el agua.

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